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Salud como inversión. Una visión más allá del gasto inmediato

Imagen de Fernando Dueñas Castro
Fernando Dueñas Castro
 

Cuando pensamos en salud, lo habitual es enfocarnos en sus costos. Consultas médicas, medicamentos o procedimientos clínicos. Pero hay una manera más eficiente de verla. En lugar de tratar la atención médica como un gasto inevitable, es posible plantearla como un activo estratégico que produce rendimientos de largo plazo en la calidad de vida de las personas, efectos positivos en la productividad de la sociedad y prevención de riesgos futuros, elementos que juegan un papel central en el sector asegurador, la innovación tecnológica y los modelos financieros emergentes. En esta columna (de una serie de tres), propongo explorar esa visión transformadora, sus implicaciones, y cómo (en especial en el contexto asegurador) puede impulsarse para generar beneficios para individuos, empresas y el desarrollo económico.

 

 

¿Qué es la salud como inversión?

 

La idea de que la salud es un capital que debe cuidarse no es nueva desde el punto de vista de la teoría económica. Por ejemplo, el modelo de demanda de salud de Grossman (una investigación que se remonta a 1972) plantea que la salud es un bien de capital duradero, que es susceptible de depreciarse con el tiempo, y en el cual, debe “invertirse” para sostener su nivel óptimo. Bajo esa visión, las intervenciones médicas no solo corrigen enfermedades, sino que mantienen o incrementan ese capital de salud para que las personas puedan tener más tiempo de vida “saludable”, más capacidad de trabajo, así como menos pérdidas económicas por ausentismo o incapacidades.

Pero esa visión se puede fortalecer, si los pagos médicos, los programas preventivos o las tecnologías de monitoreo se alinean con un enfoque de retorno (no solo individual, sino social). De esta forma, la salud se convierte en una inversión con dividendos sociales.

El sector privado lidera esta mirada que implica a un cambio de paradigma. En lugar de gestionar los siniestros y administrar riesgos, los actores privados del sector salud pueden promover intervenciones que reduzcan la incidencia de enfermedades, aumenten la adherencia a tratamientos y demoren complicaciones de las enfermedades. Ese efecto preventivo obedece a la lógica “gastar hoy para evitar costos mañana”.

 

La salud como motor de innovación

 

Una de las formas más tangibles de ver la salud como inversión es mediante la innovación tecnológica aplicada a la cadena integral de los servicios en salud. Las compañías de seguros modernas comienzan a operar como inversores y gestores de innovación en salud. Crean incubadoras, fondos de capital riesgo, colaboran con startups de salud digital y plantean soluciones disruptivas[i]. Algunos ejemplos concretos que destacan en el mercado global son:

 

  • Beneficios y coberturas basadas en análisis de genética y medicina de precisión. La cobertura que se adapta al perfil genético, con base en exámenes predictivos y seguimiento específico. Algunas compañías han innovado en productos como beneficios de “medicina de precisión” como productos diferenciales.[ii]
  • Diseños de seguros basados en valor para el aumento de la calidad de la atención médica. En este enfoque, se incentiva el uso de servicios clínicos de alto valor (con costo compartido reducido) y se disuade el uso de servicios de poca o nula efectividad.
  • Telemedicina, monitoreo remoto y dispositivos electrónicos (wereables) para fortalecer la atención. La integración de estos en las plataformas y sistemas de las compañías, permiten seguimiento continuo, alertas tempranas y prevención de eventos graves que pueden afectar la siniestralidad.
  • Uso de inteligencia artificial (IA) para predicción de riesgos y personalización. Las compañías que integran algoritmos pueden anticipar enfermedades, ajustar primas de forma personalizada y diseñar intervenciones preventivas para sus asegurados. No obstante, surgen dilemas éticos: ¿quién queda excluido si el modelo identifica perfiles de alto riesgo como “no asegurables”?[iii] De hecho, autoridades regulatorias han alertado sobre el riesgo de que la “hiperpersonalización” mediante IA vuelva a algunos individuos inaccesibles al seguro.

Esta lógica convierte el rol del actor privado en el sector, de un “receptor de costos” a “facilitador de salud”, con incentivos para mantener a los afiliados sanos —pues cada mejora en salud evita reclamos costosos y mejora la retención de clientes.

 

Rendimiento social y retorno económico

 

Desarrollar este concepto permite dimensionar retornos en productividad, crecimiento económico y bienestar colectivo. Un enfoque que va más allá de costos evitados, toda vez que cada peso invertido en prevención —por ejemplo, programas de vacunación, control de hipertensión, promoción de estilos de vida saludables— puede generar ahorros múltiples en hospitalizaciones, complicaciones y tratamientos crónicos.

En el caso de la productividad, una persona más saludable contribuye más en su empleo, genera menos días perdidos por enfermedad, y fortalece su desempeño cognitivo y físico. Esto, lleva a una suerte de bienestar social, ya que, al reducir las cargas de enfermedad, se liberan recursos públicos y privados para otros fines sociales, lo que en el largo plazo refuerza la calidad de vida de la sociedad.

En el plano macro, algunos estudios muestran que la expansión del seguro de salud impulsa la innovación en la cadena de prestación médica. Una investigación reciente mediante meta-análisis concluye que existe una correlación positiva entre cobertura de seguro y el desarrollo de innovación tecnológica[iv].  Esto sugiere que la inversión en cobertura y aseguramiento alimenta un ecosistema de innovación médica que retroalimenta el sistema.

Otro enfoque reciente considera el retorno de inversión en salud bajo competencia de mercado: se postula que al permitir que actores eficientes compitan, los costos bajan, la calidad mejora, y quienes generen mejores resultados son premiados.[v]

 

Los riesgos, retos y límites

 

Convertir salud en inversión no está exento de desafíos. Por una parte, desarrollar soluciones de salud disruptivas requiere capital significativo, largos plazos y riesgos de fracaso. El financiamiento es una barrera importante en muchos contextos (países con recursos limitados como el nuestro). Esto puede llevar a una tensión entre compañías aseguradoras, red de proveedores y los asegurados, pues quien hace la inversión preventiva no siempre es quien recibe directamente el beneficio. Por ejemplo, una intervención temprana beneficia un sistema de salud público y también al sector privado.

Otro reto clave es la importancia de garantizar equidad y acceso, ya que, si se mercantiliza más allá de un nivel óptimo, se podría excluir a poblaciones vulnerables. El uso de IA o datos puede generar sesgos y discriminación. En este sentido, la confianza y la privacidad son barreras a la adopción de seguros que explícitamente usan IA.[vi]

  

Conclusión

 

Revisar la salud como inversión en lugar de gasto transforma radicalmente nuestra relación con el sistema sanitario y el seguro. Para individuos, implica tener una visión proactiva: cultivar hábitos, usar tecnología de autocuidado, adherirse a planes preventivos. Para el sector asegurador, significa asumir un rol estratégico que lleva a un alcance que va más allá de cubrir enfermedades, pasando a promover salud, sin dejar de gestionar riesgos y estimular la innovación del mercado.

Ese cambio tiene un doble dividendo: genera valor económico —al reducir costos, mejorar productividad y fortalecer ecosistemas de innovación— y valor humano, al prolongar años de vida con calidad. En el contexto colombiano, donde el sistema público enfrenta limitaciones presupuestales, introducir modelos de aseguramiento con enfoque de inversión podría ser un camino para aumentar la cobertura, mejorar la sostenibilidad y dinamizar el desarrollo tecnológico en salud.

En definitiva, invertir en salud no es un lujo, es una estrategia inteligente. Para quienes somos parte del mundo del seguro, de la tecnología o de la gestión pública, es un enfoque que procura una sociedad más próspera, saludable y sostenible.

 

 

Referencias

[i]https://trustees.aha.org/articles/1005-investing-in-innovation-to-disrupt-health-care-s-status-quo.

[ii] https://www.rgare.com/knowledge-center/article/3-new-trends-in-life-and-health-insurance.

[iii] https://www.ft.com/content/9f9d3a54-d08b-4d9c-a000-d50460f818dc.

[iv] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/38633240/

[v]https://gjia.georgetown.edu/2025/04/07/a-patient-centered-approach-to-improving-the-return-of-investment-in-us-healthcare/  

[vi] https://arxiv.org/abs/2401.11249

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