Último trimestre de 2025: el gremio logístico y de transporte se enfrenta a una temporada históricamente crítica. Las cifras del 2024 revelan un panorama preocupante: más de 6.347 millones de pesos en pérdidas por robos en carretera, con un 86% de los casos atribuidos a atracos violentos, 9% a suplantación de policías y 5% a falsos agentes de tránsito.
Modalidades de robo más frecuentes en el transporte de carga en Colombia (2024)
La piratería terrestre y sus variantes han evolucionado en complejidad y violencia. A continuación, se detallan las principales modalidades identificadas por la Policía Nacional y entidades del sector logístico
- Piratería terrestre : Hurto violento de mercancías durante el desplazamiento del vehículo en carretera. Se realiza mediante bloqueos, intimidación armada y secuestro del conductor. Es la modalidad más común y peligrosa.
- Auto-hurto: Conductores coludidos con bandas criminales entregan voluntariamente el vehículo y la carga. Esta modalidad representa un reto para la trazabilidad y control interno.
- Simulación de autoridad: Delincuentes se hacen pasar por policías o militares, montan falsos retenes y someten al conductor para robar la carga.
- Saqueo en sitio de pernocta: Ocurre cuando el vehículo está estacionado en zonas sin vigilancia. Se abre la unidad de carga y se extrae mercancía sin que el conductor lo note.
- Hurto técnico: Fuga de información en procesos portuarios o logísticos que permite liberar carga de forma fraudulenta. Involucra manipulación de sistemas y documentos.
- Suplantación electrónica: Uso de correos falsos que simulan pedidos legítimos para desviar entregas. Afecta especialmente a empresas con procesos digitales débiles.
- Suplantación de cliente o identidad: Delincuentes se hacen pasar por clientes o empleados para recoger mercancía en nombre de la empresa, usando documentos falsos.
- Sustracción en movimiento: En corredores de baja velocidad, los delincuentes abordan el vehículo y realizan orificios en el techo para extraer mercancía sin detener el camión.
- Halado de vehículos: Vehículos estacionados en bahías o parqueaderos sin seguridad son abiertos con llaves maestras y robados.
- Uso de sustancias psicoactivas: Conductores son drogados por terceros para facilitar el robo del vehículo y la carga. También se han reportado casos de instrumentalización de personal interno.
- Atraco con señuelos: Señuelos como mujeres o animales en la vía distraen al conductor, quien es interceptado por delincuentes armados.
- Retenes ilegales y secuestro: Grupos criminales bloquean vías, secuestran vehículos y conductores, y exigen pagos para liberarlos. Esta modalidad ha aumentado en zonas rurales.
- Gemeleo de vehículos: Clonación de placas y características de vehículos para cargar mercancía y desaparecer sin dejar rastro.
- Perfiles falsos en redes sociales: Delincuentes crean perfiles falsos (especialmente de mujeres) para extraer información operativa y coordinar robos.
- Falsa denuncia: Conductores o terceros reportan robos inexistentes para encubrir auto-hurtos o negligencias.
Estas modalidades no solo afectan la seguridad física de los conductores, sino que también generan pérdidas millonarias, retrasos operativos y desconfianza en la cadena de suministro. La piratería terrestre, por ejemplo, causó pérdidas superiores a $25.000 millones en 2023 y se proyecta un aumento para 2025 si no se refuerzan las medidas
Tipos de carga más vulnerables al hurto
Las mercancías más robadas en Colombia durante 2024 fueron:
- Alimentos y bebidas
- Electrodomésticos y tecnología
- Medicamentos
- Textiles y dinero en efectivo
Estas cargas requieren protocolos de seguridad más estrictos, especialmente en rutas de alto riesgo como Bogotá–Villavicencio, Medellín–Caucasia y Santa Marta–Ocaña.
Errores logísticos frecuentes que agravan el riesgo
Basado en experiencias del sector, estos son los errores más comunes que aumentan la vulnerabilidad operativa:
- Sustitución inapropiada de personal crítico
Reemplazar personal capacitado por personal en inducción o entrenamiento, especialmente en áreas de seguridad, tráfico y monitoreo, genera brechas operativas que los delincuentes aprovechan.
- Falta de planificación en descansos
Durante temporadas altas (como el último trimestre), no prever los turnos del personal clave puede dejar zonas sin supervisión, aumentando el riesgo de incidentes.
- Desconexión entre áreas operativas
Cuando logística, tráfico y seguridad no comparten información en tiempo real, se pierde trazabilidad y capacidad de reacción ante eventos sospechosos.
- Protocolos de seguridad desactualizados o no socializados
Tener protocolos sin divulgación efectiva entre conductores, escoltas y coordinadores logísticos es como tener un manual guardado en un cajón: no sirve en el momento crítico.
- Parqueaderos sin control ni vigilancia
Las zonas de transición y descanso sin personal idóneo ni comunicación activa son puntos vulnerables para saqueos y sabotajes.
- Itinerarios compartidos sin control
Divulgar rutas, horarios y detalles logísticos a personas no autorizadas expone la operación a interceptaciones planificadas.
- Falta de análisis post-incidente
No realizar análisis de causa raíz tras un siniestro impide aprender y ajustar procesos para evitar reincidencias.
Recomendaciones para el cierre de 2025
- Planifica descansos del personal clave con antelación.
- Evita sustituciones improvisadas en áreas sensibles.
- Fortalece la comunicación entre áreas operativas.
- Actualiza y socializa protocolos de seguridad.
- Verifica vigilancia en zonas de parqueo y transición.
- Controla la divulgación de itinerarios.
- Realiza análisis post-incidente y mejora continua.
En un entorno donde los riesgos evolucionan más rápido que los protocolos, la seguridad logística no puede seguir siendo reactiva. Cada modalidad de robo que ignoramos, cada error operativo que repetimos, y cada protocolo que no actualizamos, es una puerta abierta al siniestro.
La seguridad en el transporte no depende solo de escoltas o pólizas:depende de decisiones conscientes, planificación inteligente y cultura organizacional. El último trimestre del año es una oportunidad para demostrar que aprendimos de las cifras del 2024 y que estamos listos para cerrar el 2025 con operaciones más blindadas, más humanas y más resilientes.
Porque al final, proteger la carga es proteger a las personas, a las empresas y a la confianza que mueve la economía.